El proceso de salado de la piel fresca implica extender la sal en grano a la superficie de la piel, dejándola actuar el tiempo necesario para disolverse y difundirse hacia el interior. Este proceso ayuda a reducir la acción bacteriológica de la piel durante el secado y permite su conservación.
La obtención de estas pieles frescas se realiza siempre teniendo en cuenta la certificación AENOR, que reconoce la definición de “bienestar animal” como aquél que está sano, cómodo, bien alimentado y no sufre estados desagradables como dolor o ansiedad. También contempla que un buen bienestar requiere un control de la salud para la prevención de enfermedades y buena praxis por parte del campesino, siendo finalmente sacrificado sin estrés ni dolor.
En Colomer nos complace gestionar una oferta de pieles de gran calidad y trazabilidad de nuestra área local a todos nuestros clientes.